jueves, 9 de agosto de 2018

Con dos maletas de mar a mar.


Una maleta para unos días de vacaciones en tierras de mi abuelita.
La otra, para mi nuevo destino en este curso, en los confines de la tierra.
No dejo de ser nómada, ni quiero. Tengo la cabeza lena de planes e ideas que el trancurso de los días irá modelando o truncará. Pero me da buenas vibraciones, como diría mi querida Marilé.

En otras cosas me siento anciana, con cama y perspectiva. Muy distinta a cuando empecé este blog. Mi gato también cambió: ya no se pone en mi cabeza, sino en mi cadera y es mucho más sabio.


domingo, 26 de abril de 2015




El año pasado contaba en este blog que me sentía sola, en medio de la nada, con un gato en mi cabeza. Entonces sucede que la vida quiere darte una nueva lección demostrándote que nada es para siempre. Y me pongo a recordar a mi cantautor favorito, Franco Batiatto, y su "Estación de los amores".

Yo no sé a los demás, pero para mí ha merecido la pena el paso por el desierto hasta alcanzar el oasis, como los que estuvieron cuarenta años dando vueltas hasta llegar a la tierra prometida. Yo nací en una época en que se llevaban a arreglar las cosas que se estropeaban: hoy se tiran y se compran otras nuevas. Cambiamos de casa, de barrio, de estudios, de trabajo, de ciudad, de amistades, de relaciones. Tiramos lo viejo, olvidamos a los viejos.

Un día cualquiera un compañero de trabajo te trae un antiguo libro en el que apareces con tus trenzas junto a tu familia. Y sientes un hormigueo en las uñas de los pies, y al mirar hacia abajo te das cuenta que empiezan a salirte raíces. Pero no es que crecieran de repente, siempre estuvieron ahí, pero las prisas te impedían verlas.




sábado, 15 de marzo de 2014

Un alto en el camino


Hacer un alta en el camino es obligatorio para retomar fuerzas. Lástima que no siempre podamos programar estas paradas, y me refiero cuando el camino es el de la vida, donde los acontecimientos nos golpean a veces de forma brutal. Entonces, repentinamente, necesitas respirar y pensar.

Si la vida fuera como un viaje programado donde las etapas han sido estudiadas previamente las metas se alcanzarían sin sorpresas, pero bastante tediosa para espíritus aventureros.

Ahora estoy parada aquí, en el medio de la nada, haciendo un alto en el camino.

En mis anteriores escritos hablaba del amor, hoy del sufrimiento.

En el medio de la nada, tan sólo con un gato en mi cabeza.

domingo, 14 de noviembre de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

Retrato


Asi soy para Marina, una alumna de tres años. Tan importante que hasta me puso una corona. Y una que se encuentra en medio de la depre-tristeza primaveral ve asomar un arco iris en esa sonrisa de primeros dientes. Y la tristeza entonces cae en trocitos hasta el suelo. Por lo menos, hasta que no vuelva el dolor.


miércoles, 6 de enero de 2010

En España el 6 de enero se celebra la Epifanía y todos los hogares en los que hay un niño reciben la visita de los Reyes Magos. Algunos censuran el consumismo y el despilfarro que con tal pretexto se lleva a cabo. A mí me encanta regalar, también que me regalen. ¿Hasta dónde habría que considerarlo consumismo o celebración? ¿Más de un regalo por persona es consumismo? ¿Más de x euros por persona? ¿Son ganas de unos colectivos de criticar por criticar o es cosa de una pandilla de tacaños?

Ni que hablar de la carita de los niños llevando sus cartas mal escritas a los monarcas con una mezcla de esperanza y susto ncomparable. ¡Cómo disfruté este año en la fiesta del colegio! Estoy deseando verlos el lunes para que me cuenten cómo los magos se tomaron el turrón que les dejaron y los camellos se bebieron toda el agua. Esa bendita inocencia hace que cada día ría abiertamente de sus ocurrencias, y la risa, es salud.

Felices Reyes a todos.

jueves, 6 de agosto de 2009

Agosto, ya

Ya estamos en agosto y seguimos esperando que el verano asome la nariz por el horizonte. Y no es porque una sea una loca entusiasta de la playa, pero verla tan cerca y tan llenita de lluvia, como poco, entristece. Dicen que este fin de semana. A ver si es cierto. Porque tengo unas ganas locas de quitarme de la cabeza este invierno, en el que se concentraron las vivencias de veinte inviernos por lo menos. Diría que me siento veinte años más vieja.

Está claro: necesito luz solar para quitar estas telarañas de penas y ponerme en marcha, porque antes de que me vaya a dar cuenta puede empezar el nuevo curso y es necesario que me encuengtre fuerte y con ganas. Aunque dar clase retroalimenta cada día a base de risas y descubrimientos. Bueno, por lo visto no sólo me falta el sol, me faltan también los niños.

Mientras me daré una vueltita por el monasterio para ver a mis cachorros.